Cuando el armario se achica de pronto

Como decimos muchas veces, no hay una sola salida del clóset/armario o coming out para las multitudes del colectivo arcoirisiano al que pertenezco por puro deseo y orgullo, y a veces rabia. Cada tanto nos topamos con alguien/es con quien debemos sincerarnos para continuar con nuestra vida activa y a la luz, dejando atrás la doble vida.
A mí, como a muchas de mis co-blogueras lesbianas, me han sucedido salidas del armario de todo tipo: forzadas, con buena onda, o directamente desastrósicas, de todo un poco, bah...
Sin embargo, cuando por mediados de los 90 decidí que sería un ser político y ejercería mis derechos, los que iba internalizando paulatinamente, a medida que iba reconociendo las discriminaciones de las que había sido objeto durante mi corta vida, y para ello dejaría de vivir en la mentira, eso se tradujo en que tuviera que mostrarme tal como soy con todo el mundo.

Soy de perfil bajo, como se dice ahora. Nunca voy alardeando por ahí de lo que sé, de lo que me gusta, y de lo que he logrado en la vida. Soy de agradecer mucho, pero con poca alaraca.

Desde que vivimos con Gabby por nuestro deseo y voluntad juntas, compartiendo amor, y militancia, juegos y compromiso, lecturas y músicas, gatas y libros, hemos construido un hogar, una familia, alternativa de la más conocida y tradicional, pero familia al fin.

Cuando la tía de Gabby –por razones de salud– llegó al departamento que Gabby comparte conmigo, era de sus padres, todas nos tuvimos que acomodar a la nueva situación. Y es así que la tía de Gabby es una de esas personas con quien yo nunca salí de mi pequeño armario. Este armario que yo ya hacía lo bastante amplio, lo bastante ampliado merced a los años de activismo y deseo puesto en que se fuera agrandando, para que fueran desapareciendo sus paredes, sus límites, ilusiorios en parte, pero al fin concretos.

Hoy esta situación es la que más me conmueve, a este nivel, el personalísimo. Estoy absolutamente dedicada a ayudar a la tía en todo lo que precise, y ayudo a Gabby a pasar por esta situación. Pero esta incomodidad, que se siente cada tanto, con cosas que no se dicen, con películas que no se pueden ver en conjunto, con sonidos amorosos que se deben acallar, y besos que se deben esconder, existe y no puedo dejar de mencionarla acá.

Quizás esto sea lo más común que suceda dentro de las familias más tradicionales o convencionales, en donde a veces, por diferentes motivos, hay que compartir espacios sí o sí. Seguro alguna/o de ustedes ha pasado por esto alguna vez. Hoy me toca a mí, espero que me entiendan.


5 comentarios:

  1. Hola Ire... complicado el tema de la tía en casa. A veces una espera los "tiempos" de los otros y así resigna lugares, gestos, el amor a "flor de piel" por temor al rechazo de quienes más amamos. Imagino el continuo replanteo que debe flotar por tu mente... Dice Gal, que por acá anda, que "...en estos casos hay que guarecerse hasta que pase el temporal..." y tiene razón... Un abrazo para ambas.
    AP (a parte) manda más info de la felipe que por estos pagos no llega nada...

    ResponderBorrar
  2. irene, se entiende muy bien lo que compartis en el post...
    y es jodido para mí, pensar en cuidar esos detalles cuando ya estás tan out! dicen que el amor lo puede todo
    un abrazo a las dos

    ResponderBorrar
  3. Gracias Ann, un saludo a Gabriela. Y gracias Charruita.

    Así es, cuando hay afecto se puede subsanar mucho.

    ResponderBorrar
  4. he leido tarde tu post. Me refiero a muchisimos dias de vivo él.
    Hiciste q pensara (ya es algo) y creo que al menos para mí, el amor es imposible disimularlo y por lo tanto veo no necesario todo teatro en su entorno.
    Por lo menos a mí el afecto es de las pocas cosas que no deben simularse y las que menos me ofenden. A lo mejor si tus gatas estan acostubradas a mirarte amar a tu mujer, y no han muerto del susto, pues posiblemente la tia no fallezca de espanto.Mas pena me daria a mi que me vieran acompañada de doña amargura o doña soledad no?

    ResponderBorrar
  5. Hola Irene! Es mi primera visita por acá. Preferí dejar mi comentario en este post antes que algunos más de militancia (que admiro ¿eh? pero prefiero la historia personal, si se puede elegir donde comentar). Y con respecto a lo que decìs acá sí que es muy cierto y una nunca termina de salir del closet por completo. Más cuando se presenta el caso de un familiar de una de las dos compartiendo la casa. Pero, bueno, el amor da fuerzas para lograr que la situación se haga llevadera. En este momento, lo más importante es que tu pareja se sienta apoyada.
    Te mando un beso y dejo mi link. Acabo de inaugurar un blog nuevito, recién estrenado. Date una vuelta cuando quieras. Será un placer.

    ResponderBorrar